Unos ojos que no cesan permiten al vibrar, la desconfianza del resto de las miradas. Ojos que hablan de traición, de asesinato, nos pretenden convencer. Inexperiencia ridícula, demasiado amor propio sin experiencias positivas; narcisismo injustificado.
Por mucho que las palabras digan, no hay razón si los ojos, el alma, no acompañan. El escritor no tiene ojos… No se puede estudiar la mirada hacia el lector. Poco se sabe de la reacción que provoca la grafía en el lector y no hay grafía más fría que la de la típica máquina Olivetti, que la “Times New Roman” a 12 que exigen para facilitar el ritmo de lectura.

Para mirar al lector, para mirarte desde esta nueva página sólo puedo describirte y hacerte ver desde mis ojos, mi verdad; mi entorno. Sin embargo siempre podría mentirte con suma agilidad. ¿Confías ahora en mí?. En mi humilde opinión te aconsejo que sólo disfrutes de la realidad o del atrezzo.





jueves, 2 de febrero de 2012

0,74 Onzas


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Siempre planeo
un final espléndido
y ahora ni sé
por dónde empezar.
 Intro del asunto;
ando discreto
cargado de tinta
pa no malgastar.
-
Se me escapan 
conceptos por las ramas,
juegan con los mensajes
por el jardín.
Y se burlan
de mí tras la ventana
las palabras que un día
fueron pa ti.
-
Mientras tanto
cocino las palabras;
doro metáforas,
corto a la juliana,
-ocho versos por estrofa-
 y rebozan en harina
cero setenta y cuatro
onzas de pasión.
-
Y aunque camine a la deriva
no habrá callejón sin salida
vida perdida al desazón,
porque inspiro cada esperanza,
 espero meditando hasta el alba:
buen billete a otra estación.
-
Willhelm Tanned

2 comentarios:

  1. Me gustó el juego de palabras, Morenaclara.

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  2. Si cocinas con tanta pasión..seguramente también lograrás versos para cenar.

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