Unos ojos que no cesan permiten al vibrar, la desconfianza del resto de las miradas. Ojos que hablan de traición, de asesinato, nos pretenden convencer. Inexperiencia ridícula, demasiado amor propio sin experiencias positivas; narcisismo injustificado.
Por mucho que las palabras digan, no hay razón si los ojos, el alma, no acompañan. El escritor no tiene ojos… No se puede estudiar la mirada hacia el lector. Poco se sabe de la reacción que provoca la grafía en el lector y no hay grafía más fría que la de la típica máquina Olivetti, que la “Times New Roman” a 12 que exigen para facilitar el ritmo de lectura.

Para mirar al lector, para mirarte desde esta nueva página sólo puedo describirte y hacerte ver desde mis ojos, mi verdad; mi entorno. Sin embargo siempre podría mentirte con suma agilidad. ¿Confías ahora en mí?. En mi humilde opinión te aconsejo que sólo disfrutes de la realidad o del atrezzo.





sábado, 12 de mayo de 2012

Sobre mi escritorio






Tengo sobre mi escritorio
un maletín de póquer
con su tapete incluido.
Una citación judicial,
dos mandarinas y una
caja de Winston Light.
.
Un cenicero, un librillo OCB
y cuatro horas de humo.
Un vaso de whisky con tres hielos,
y un poema en el tintero.
.
Hay también una sombra
y un reflejo,
una musa descocada
danzando por aquí.
Un soñador haciéndose viejo
por sus alas;
vil fetiche baladí.
.
.
.
.
Willhelm Tanned

viernes, 4 de mayo de 2012

¿Qué me dices?







 
¿Qué me dices,
levamos anclas?
Va siendo hora
de partir, lo sé,
llevas latiéndomelo
al pecho
desde hace mucho.
.
Se ha hecho esperar
pero creo que no
hay mejor momento
para empezar a cerrar
pasados y construir
nuevos presentes.
.
¿Qué me dices
¡Eh!, valiente?
Carguemos el hatillo
sin pausa pero sin prisa,
comencemos la aventura
amando sin cesar
por una vez,
sólo por una.
.
.
.
Willhelm Tanned