Unos ojos que no cesan permiten al vibrar, la desconfianza del resto de las miradas. Ojos que hablan de traición, de asesinato, nos pretenden convencer. Inexperiencia ridícula, demasiado amor propio sin experiencias positivas; narcisismo injustificado.
Por mucho que las palabras digan, no hay razón si los ojos, el alma, no acompañan. El escritor no tiene ojos… No se puede estudiar la mirada hacia el lector. Poco se sabe de la reacción que provoca la grafía en el lector y no hay grafía más fría que la de la típica máquina Olivetti, que la “Times New Roman” a 12 que exigen para facilitar el ritmo de lectura.

Para mirar al lector, para mirarte desde esta nueva página sólo puedo describirte y hacerte ver desde mis ojos, mi verdad; mi entorno. Sin embargo siempre podría mentirte con suma agilidad. ¿Confías ahora en mí?. En mi humilde opinión te aconsejo que sólo disfrutes de la realidad o del atrezzo.





sábado, 1 de octubre de 2011

Se te ve venir...





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Huele a vertedero
tu corazón.
 Es un olor familiar
a odio contenido,
a olvido y despedida.
.
Huele a vertedero
nuestro futuro.
Más tuyo que mío,
más mío que de esos
que besas.
-
No te perdono
el hedor a vertedero
del amor que me profesas.
Apestas y apesto
pensando si habrá mañana.
.
Si entre la amalgama 
de destrozos de mi vida
habrá perra
que lama mis heridas...
.
 Sólo un pero
no más despedidas.
.
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Willhelm Tanned

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