Unos ojos que no cesan permiten al vibrar, la desconfianza del resto de las miradas. Ojos que hablan de traición, de asesinato, nos pretenden convencer. Inexperiencia ridícula, demasiado amor propio sin experiencias positivas; narcisismo injustificado.
Por mucho que las palabras digan, no hay razón si los ojos, el alma, no acompañan. El escritor no tiene ojos… No se puede estudiar la mirada hacia el lector. Poco se sabe de la reacción que provoca la grafía en el lector y no hay grafía más fría que la de la típica máquina Olivetti, que la “Times New Roman” a 12 que exigen para facilitar el ritmo de lectura.

Para mirar al lector, para mirarte desde esta nueva página sólo puedo describirte y hacerte ver desde mis ojos, mi verdad; mi entorno. Sin embargo siempre podría mentirte con suma agilidad. ¿Confías ahora en mí?. En mi humilde opinión te aconsejo que sólo disfrutes de la realidad o del atrezzo.





miércoles, 11 de enero de 2012

De nuevo aquí




 Me deshojas con tus "te quiero", "no te quiero".
Tengo claro mi lugar,
soy la margarita a la que arrancas los pétalos.
Soy la sangre maldita de ojos huérfanos,
ese tuétano
ennegrecido en vértebras, costillas y esternón.
.
Surco el mundo de puntillas cuando duermo,
maldigo el sepulcro, bebo cual enfermo.
Soy un muerto que anda, 
un maldito escritor.
.
No me doy vergüenza ni pena,
yo me quiero desde que nací.
Sólo buscaba comprensión de compañera
y el camino que tomo siempre,
me trajo de nuevo aquí.
.
.
.
Willhelm Tanned



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